¡Entren en su blog de literatura cutre!
Sí, caballeras y caballeros, conservo escrupulosamente unos estándares de baja calidad a los que me debo.

martes, 1 de enero de 2013

No es maltrato


No es maltrato:

            NURIA: Hombre, si yo ya sé que no puedo masturbarme todos los días.
            MABEL: ¿Tampoco?
       NURIA: Él dice que si no, no rindo, y es verdá. Aunque ahora con lo de la vaginitis… me dice que lo hagamos, tiene miedo de que me esté dejando de gustar, ¿sabes?, de que le engañe. Y yo no quiero que crea que no me gusta, me gusta mucho, pero mi líbido, jo… No quiero que esté así de triste y que me diga que no lo hacemos porque él ya no me excita.
            MABEL: Creía que con la vaginitis no se podía follar.
        NURIA: Bueno, me hago heridas, son “micro-fisuras” según el ginecólogo. A veces le digo que me duelen, pero él tiene razón, soy un poco egoísta y como él dice: “son heriditas de nada”. Son muy pequeñas, pero escuecen que no veas, e intento aguantarme… aun así… pobrecito. No puedo engañarle si me duele, pero él no se lo cree y… le dejo muchas veces sin…
CRISTINA: Tía, tú tienes que darle placer, ¿no? No puedes ser tan egoísta. A mí me parece que el chaval tiene toda la razón, vamos.
MABEL: Pues a mí me parece una burrada que él se haya planteao algo así y que lo acepte como una obligación, ¡hala!, que debes de obedecer, y que hagáis lo mismo vosotras. No creo que sea una muestra de amor eso de que tu novio te haga daño y utilice su desconfianza para… ¿El sexo no estaba para pasarlo bien? ¿Desde cuándo es una imposición? Estas cosas que me cuentas, nunca las había visto, Nuria. En ninguna pareja.
NURIA: Es que… si no lo hago... él se siente peor. Quiero que esté bien, nada más. A veces cuesta, pero… es lo suyo, hay que hacer sacrificios. Cuando se pase la enfermedad, no habrá ningún problema, total, es cosa de unos días.
MABEL: Oye, ese tío me echó la bronca a grito pelao porque te presenté a un amigo. ¿A ti te parece normal que controle a quién puedes conocer? ¿Y que me venga después a mí con sus mierdas?
NURIA: Bueno… si yo en el fondo tampoco acabo nunca hablando con gente nueva.
MABEL: ¡Coño, lógico! ¿Ese tío te ha pegado alguna vez… más? Estoy flipando…
NURIA: Alguna, pero hace tiempo y porque… ya sabéis… Ahora he pasado todo eso, gracias a él, y estoy bien.
CRISTINA: Hombre, todas las parejas tienen sus baches. A veces hay que tener un poco de cabeza y entender que no todas las situaciones son iguales.
MABEL: ¿Estáis hablando en serio, troncas? ¿Te parece normal, Nuria? Esta conversación ha empezado porque el tío ese te ha escrito un mail explicándote por qué puede hablarte de follarse a quien quiera y por qué puede irse de viaje y follar por ahí y tú no, ¿y a ti te parece normal que te humille así? Encima te cuenta cómo ligan con él las chicas que andan detrás de sus pelotas y te dice a quién se quiere pencar y te habla de sus conversaciones con otras chicas a las que les habla de la posibilidad de follar con él. ¿Qué va a ser lo próximo, que se traiga pibas a tu casa y se las tire en tu cama? Porque te puso los cuernos, ¿no? ¿Por qué le permites que te haya dejado por una amiga tuya y luego haya vuelto contigo? ¿Por qué le permites que flirtee con Paula cuando estás tú delante? Bueno, y sin estar. Pero, ¿por qué le permites que te acuse todo el tiempo de que le engañas, tronca, cuando tú nunca le has puesto los cuernos o que te diga que eres tú quien le hace enfadar o quien le hace sufrir? ¿Cómo sales con un tío que te ha pegado porque en una discoteca un pringao te da un beso que no quieres y luego va a casa de Marina como un loco a preguntarla si ella había visto algo raro porque ni siquiera se fía de ti? ¿Por qué le defiendes? ¿Tan poco te quieres? ¿Si alguien te dice constantemente que le has destruido, y más para conseguir todos esos “beneficios”, no te está maltratando?
            NURIA: Yo le amo,  y te equivocas porque muchas de esas cosas son culpa mía, como que me pusiera los cuernos, si yo me hubiera portado mejor... Son culpa mía, ¿no lo entiendes? La gente no es perfecta, hay que saber ceder. Y quiero estar con él.
CRISTINA: Mira, Mabel, ese tío está muy bueno, es gracioso, es inteligente, es un partidazo y… yo qué sé, todos tenemos nuestros defectillos, nuestras cosillas. Pero tener a ese tío cerca es tener mucha suerte. Y joder, que Nuria tampoco es perfecta, que ella también la caga, como cuando después de que saliera él con Estela (ya sabes, la amiga esa de Nuria) y volviera con Nu…
MABEL: Me acuerdo de Estela, esto… perdona.
CRISTINA: Pues entonces Nuria le dijo durante meses que no le amaba, ¡y oye, saliendo con él! Ahí estaba ella, haciéndole daño exactamente igual. Hay que entender toda la situación. Y eso, que ella también ha hecho cosas.
MABEL: ¡Eso es precisamente lo que no hacéis! ¡Entender la situación! ¡Ese tío es un maltratador, coño! Para que te peguen y tú lo aceptes antes te tienen que haber destrozado el coco, nunca es el puto primer paso. ¿A quién le ahostian y dice “joder, qué bien, yo aquí me quedo”? Y Nuria la habrá cagado, porque como tú dices, no es perfecta, pero no le ha engañado con otros, nunca le ha dicho con quién o cuándo salir, ni le ha pegado, ni le ha acusado de acostarse con yo qué sé quién para que estuviera calladito o para obligarle a tener sexo, ni ha flirteado con otros, no digamos con amigos de él; ni le tiene controlado a base de decirle que es horrible y que le hace estar mal, ni le ha obligado a follar cuando no le apetecía, ¡o cuando se hacía daño! Todo eso es maltrato de manual, joder. ¡¿Qué clase de tío prefiere que su novia sufra dolor físico por su interés sexual?! Dios, ¡ese cretino decide cuándo se puede ella masturbar! ¡Y te culpa incluso de sus enfados! ¡Es que todo esto es una puta locura! ¿Pero es que no lo veis? Estas cosas te tocan la cabeza. Ella le deja hacer lo que quiere y él es un mendas que no quiere una novia, quiere un puto maniquí con tetas y tres agujeros con las virtudes de un felpudo. Pero Nuria es una persona, joder. ¿Y si ella acepta todo eso no te parece que tiene un serio problema de autoestima? ¿Hola?
NURIA: ¡Oye! ¡No te pases, que estoy aquí! Además tú no lo entiendes, él está muy mal, pero… pero yo quiero ayudarle, a veces le digo que igual podría ir a que le ayuden profesionalmente. Soy la única persona que le hace enfadar, así que es difícil. Pero él siempre está, no sé… como deprimido o algo. Sé que a mi lado se siente mal, por eso siempre intento que salga con sus amigos, que haga lo que quiera, aunque prefiere quedarse conmigo. Siempre me dice que le anulo o que nadie le amará y cosas así... Siempre se considera mucho menos de lo que es, y es maravilloso en tantas cosas… en serio, tiene muchísimo talento, ojalá pudierais mirarle con los ojos con los que le veo yo… Él es increíble. Yo sólo quiero que esté bien. Lo lograré…
MABEL: ¿Pero cómo puedes dejar que te hable así? ¿Cómo puedes dejarte pensar así? Porque, joder… eres tú la que se está dejando… Nuria, escúchame, ¿por qué no aceptas de una vez que ese gilipollas no te ama? Una persona que te ama, no te hace eso, te lo aseguro.
NURIA: Mabel… no digas eso, tía… le quiero…
CRISTINA: ¡Sí, déjala en paz! ¡Ella es feliz con él! ¡Y tú siempre estás igual, eres incapaz de ponerte en el lugar de otros!
MABEL: Precisamente intento ponerme en su lugar.
CRISTINA: Pues con esos ataques gratuitos que le haces…
MABEL: Nuria, Cris… troncas… ese tío… Dios… en serio, que esto es peligroso. Que se nos está pirando la pelota… ¿Y los demás qué piensan?
CRISTINA: Tía, déjala un poco de espacio, ¿no ves que necesita estar sola? Ella quiere defender su relación, como una buena novia.
MABEL: Pues me voy. Pero no puedo… joder. Me voy. Yo tampoco soy perfecta, pero eso no se parece en nada al amor, porque se ama en libertá. Yo nunca he tratado así a nadie que amara. Creo que el tiempo nos pone en… que cada uno tenemos que recoger lo que sembramos. Sólo quiero saber si estás segura de que entiendes lo que está ocurriendo, porque a lo mejor deberías ir tú al sicólogo o… o algo.
NURIA: Yo le quiero, eso es lo único que importa…
MABEL: Perdonarme las dos, pero creo… creo que le tienes miedo, Nuria. Espero que sigas así, ¿vale? Quiero decir… hoy te has atrevido a hablar.
NURIA: Se va a enfadar. Se va a enfadar con razón…
MABEL: Tranquila, tú puedes, ¿vale? Una persona que te ama no rompe tu mente ni tu cuerpo para… yo que sé, para que no seas nada.
NURIA: Tengo que pedirle perdón. No quiero que me deje. Me va a dejar. Yo quería que esta vez no me dejara… No… Ojalá fuera perfecta para él, para que no me vuelva a dejar o me engañe y se vaya con otra.
CRISTINA: No te preocupes, él te ama.
MABEL: Joder…


 

Genufléxica de la papirofléxión graducesiva



Genufléxica de la papirofléxión graducesiva:
           
Te miro y tú me miras, y nuestros labios titubean sin saber qué hacer, porque todo, sin ser bastante, es demasiado. No sé siquiera cómo decirte hola. Y te contemplo mientras las nífilas bucean en tu gliada más intensa y las sáligras de la más pura admirecidad acuden a mí. Y tú escondes esa presugüenza que tienes tras tu dlarisa, pero yo la veo y te eterneservo a mi vez, porque en el cosmerso poco hay como sentirse atilgafiado por al delicazura de tu ser, esmibulado por tu atribulgría en la que me veo contraflejado. Te abraziero y tu me delvitornas la abrazura de mi latiento. Ensecreto tus besarias télicas, colplatenso suaviseños, dulcíferos lentidos. Caterno permaciones de crisáltidos asfelgiendo alrededor, obscurluminándolo todo. Y tu irielo no se querna mío, y tus lentidos prisefándose, asnañen en esdralidos osrrosálidos. Sempiescentes mejos me anhetemplan ahí donde tu pasimor se hace inelutable. Y racienso, ¡Crasá, mi lasta! Y delifico el cesgo, y el cesgo acaudica bajo tus ardehenientes valios, y esterno tus tórrisos y tus humelideces con calindre y sin quélidas. Porque las quélidas sólo son quélidas: nada gavaren y nada sasdan.

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Genufléxica de la papirofléxión gradumitente por Jorge Roussel Perla se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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