¡Entren en su blog de literatura cutre!
Sí, caballeras y caballeros, conservo escrupulosamente unos estándares de baja calidad a los que me debo.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Æternodux

A Mole que no sabía arquear las cejas pero bajaba el pelo y a lo feliz que me hizo su amistad.

Æternodux:

            ÆTERNODUX. En cada lívida pared de la habitación puede leerse esa palabra, grabada en un negro intenso. No sé dónde estoy, pero la palabra en cuestión me sugiere inevitablemente una larga cadena de información, connotaciones y sucesivas emociones. Dicen que fue el nombre de una empresa, que tal vez es el nombre del sistema socioeconómico que nos rige… un sistema que entra en una crisis cíclica y aceptable en costes humanos. El término en sí es usado con un significado invariablemente positivo, de hecho es tan empleado que no quiere decir nada en absoluto. Y en cierto modo es apropiado porque no sé dónde estoy y supongo que podríamos decir que la cualidad de lo incierto es la que modela mi presente más inmediato.
            La superficie del techo emite una luz fosforescente muy potente, blanca, que daña mis ojos al alzar la cabeza.
Activo la red, está inhabilitada. Jamás había visto nada igual. Sólo me comunica la presencia de dos personas. ¡Dos personas, nada más! Comienzo a sentirme solo y desgobernado, escupido a un vacío absurdo e irreal. Las paredes de mi estómago se están cerrando y siento la acidez del vómito que se anticipa a mi terror. Me transmito atrapado, sin aire, intento respirar pero me cuesta, apenas puedo… las piernas no responden. Trato de aferrarme a una pared sin aristas ni asideros y acabo deslizándome por ella hasta el suelo y vomito. Las dos personas me miran como un espectáculo tan ajeno que no parece que nos separen siete metros, sino todas las distancias virtuales a la vez. Esas figuras ante mí están quietas y apenas reaccionan ante esa pantomima que es mi cerebro colapsado por una realidad que no puedo manipular. Ni siquiera puedo activar otros entornos, no puedo conversar ni viajar. Por primera vez en mi vida me siento atrapado en este cuerpo. Y siento el terror más absoluto al saberme en una soledad extrema, intensificada si cabe por la presencia de extraños. Y me resulta sórdido y grotesco tener que asistir a una escena que no deseo contemplar. Mis derechos se están fracturando ante el precipicio de las imposibilidades más impensables y mi mente late acorralada, obstinándose bajo la esperanza de futuras reclamaciones.
Intento salir de la habitación, pero la red está confinada a estas seis paredes, como si se tratara de una cárcel para mi mente. No lo entiendo: ni siquiera en una prisión de máxima seguridad puede mutilarse la red. La red es eterna.
Es cierto que hay dos personas ante mí, un hombre asiático, tal vez japonés, y una mujer alta y caucásica, probablemente eslava. Les miro. Me sincronizo con ellos, qué remedio. Sienten miedo y confusión. Seguro que ellos ya se han sincronizado con mis sentimientos. Y seguro que yo siento miedo y confusión.
–Who are you? –pregunto, pero el traductor no se activa, en realidad no quiero hablar con ellos, quiero estar lejos. Retrocedo un par de pasos.
ここはどこだ?閉じ込められたんだ? –interroga el hombre. Huelga decir que no entiendo lo que dice. Está muy quieto. La pared no me deja seguir hacia atrás, pero intento alejarme todo lo que puedo.
–Не знаю почему мы здесь, но надо что-то делать –dice la mujer hablando rápidamente y mirando a todas partes como un ratón en una jaula, como si ya hubiera comprendido que no podrá distanciarse de nosotros dos más allá de los límites de la sala.
Hubo un tiempo en el que había una lengua común que la gente aprendía. Pero ahora necesito salir de aquí. Introduzco la mano en el hueco que dejan los grabados que forman las letras de ÆTERNODUX, no encuentro resorte ni irregularidad alguna. Miro hacia la chica posiblemente eslava y noto cierta determinación a través de los canales emocionales, resolución por sobrecompensación. Intenta saltar en un fútil gesto hacia el techo que, por lo demás y como todos los techos, está demasiado alto. Se cubre los ojos con el brazo para protegerse de ese fulgor fluorescente. Yo continúo palpando la pared, aunque lisa, quizás me dé alguna pista: hemos entrado a esta sala de algún modo.
Paso varios minutos buscando en vano y el mundo que es esta sala y sus ocupantes va perdiendo color, adquiriendo un tono grisáceo, demasiado brillante.
El japonés, deseoso de fingir utilidad, se lanza a explorar el suelo con un afán que roza el ridículo.
No encuentra nada.
Y nos miramos los tres, separados por un abismo de gélida ruptura que, pese a todo, no consigue dejarnos en una zona de confort a ninguno de nosotros. La decepción por triplicado se digitaliza a través de nuestras neuronas mientras la desconfianza se funde con estas paredes que dicen ÆTERNODUX en el más flagrante mutismo.
–And… how long have we been in here? –probablemente no iba a ser una pregunta muy esclarecedora ni aunque pudieran entenderla– ´Cause more than two minutes is enough to be so fucked up –sólo era una constatación de los hechos.
No sé qué hacer, de modo que, –como un inevitable acto reflejo– intento entrar a la red sin resultado. No tenemos ningún mensaje público, yo no tengo ningún mensaje privado y… ¿¡cómo no lo he mirado antes?! ¡Mi historial! ¡Está borrado! No hay rastro que permita contactar con absolutamente nada. No queda rastro de mí y me siento una carcasa muerta y vacía y perpleja, sin más información que estos nuevos registros incomprensibles para mí. El tiempo decide esquivarme en su transcurrir mientras intento asimilar la realidad que se presenta ante mí como una onda distorsionada. La desesperanza lejos del mundo me atraviesa y me siento náufrago en una soledad tan profunda que ni siquiera tiene lugar mi existencia. El japonés y la eslava me miran con una expresión estúpida, naturalmente encierro este último análisis bajo un código que siempre consideré –erróneamente supongo– infranqueable.
El japonés da una palmada para llamar nuestra atención y señala al suelo. Hay dos oquedades esféricas.
種類のドアかもしれん –declara con cierto entusiasmo haciendo un gesto que sugiere pasar a través de algo.
–I don´t know what the hell´s that –respondo desanimado–, but it doesn´t seem to be a damn door.
А зачем такие странные дыры? –se lanza la eslava, con la palma de la mano hacia los agujeros–. В любом случае, поскольку у нам нет доступа к сети, вероятно мы не выживем. Так что... это пиздец.
De repente, su carga emocional me llena como una ola de inefable resolución, me mira y cabecea hacia el japonés.
Y vuelve a mirarme significativamente.
Y dice:
–Ну, все заебало, помоги мне!
La luz del techo, como si se hubiese activado alguna clase de sensor, comienza a parpadear a un ritmo frenético.
Ella barre las piernas del japonés de una patada que sugiere entrenamiento, flexibilidad, violencia… Él cae, ella se pone encima y comienza a golpearle puñetazos, apenas encuentran resistencia, resuenan con una fuerza tremenda, secos, casi ahogados. Coge su cabeza, la estrella contra el suelo una y otra vez. El hombre grita algo incomprensible. Hay sangre en el suelo. Ella hunde sus dedos en sus globos oculares, le arranca los ojos. Sus manos están llenas de sangre. El hombre simplemente grita, pegando unos alaridos espantosos mientras intenta cubrirse las cuencas sanguinolentas con las manos. Comienza a temblar. Luego se para.
La chica introduce los ojos en las pequeñas oquedades y la luz fosforescente se detiene, se establece y baña la habitación en un continuo blanco y purificador que aparece con alivio para mí.
No logro comprender nada de lo que está pasando. No sé lo que estoy viendo, no capto su finalidad ni el posible beneficio y siento verdadera preocupación por mi integridad física.
Una voz robótica y masculina, metálica, inunda la sala hablando en lo que creo que es español.
–El sujeto de pruebas 7-3-5 ha sido eliminado en el entorno B-13. Si usted forma parte de la muestra de nivel 1, aléjese del sujeto de enlace tanto como le sea posible. Si por el contrario usted forma parte de la muestra de nivel 2, por favor, no dude en acercarse al sujeto de enlace.
La mujer y yo nos miramos, aguardando.
El mensaje se traduce. No obstante no entiendo lo que dice.
Pero ella pone cara de circunstancias y la luz comienza a temblar intermitente.
Tengo que pensar, seguro que hay una forma de ponerle fin a todo esto.
Espere, creo que usted tiene el poder de detenerlo.
¿Acaso disfruta usted con esto?
¡Escúcheme, sé que no es la forma más inteligente de conseguirlo!
            ¡Pero pare de leer!
                        ¡Se está acercando!
                                    ¡Pare ahora, por favor!

8 comentarios:

  1. Aterrador, Jorge, qué clima opresivo e incierto le inoculaste al relato, si al final hasta me alejé de la pantalla.
    Me sentí tan prisionera y conejillo de Indias como esos tres personajes encerrados. Además tiendo a la claustrofobia... jajaja...
    Un futuro donde parece posible captar las emociones de los demás, a pesar de no hablar el mismo idioma y donde la "red" es tan importante que si está inhabilitada no se es nadie y no queda más remedio que conectarse con uno mismo.
    El final es alucinante, con una violencia que impacta, que me hizo acordar a una peli viejísima, donde encerraban a un número de personas en un cuarto vacío y experimentaban con lo que le sucedía a cada uno, con el rol que cada uno iba desempeñando en el grupo.
    Me gustó mucho, aunque no sé si entendí bien la metáfora.
    Un abrazo grande, Jorge, es un gusto leerte, aunque de un poco de miedo, como con este texto.
    :D

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    1. Muchas gracias por tu visita y comentario, Mirella. La verdad es que es curioso que en ese mundo donde incluso los sentimientos están conectados, la gente parece poseer una intensa cultura de soledad, eso da bastante miedo… y la violencia, por supuesto. Tiendo a ser bastante optimista con la tecnología, aunque posiblemente es sólo fe, o al menos depende la tecnología del uso que se le dé. Ahora bien, para escribir este relato me puse en el lado opuesto, en muchos casos se suele contemplar los avances tecnológicos como el fin de la civilización, el acabose, como ha venido siendo a lo largo de toda la historia (también se puso el grito en el cielo con la imprenta de Guttemberg y hemos sobrevivido), supongo que los humanos somos bastante cerrados de miras (afortunadamente siempre ha habido y habrá disidentes, visionarios y demás tarados mentales para recordarnos que, a lo mejor, las cosas podrían ser de otro modo). En cualquier caso en el relato la violencia viene de la mano de los humanos, las máquinas en este escrito, bueno… sólo son máquinas. Y si ha dado miedo, está bien, que le he puesto la etiqueta de “terror” con mucha ilusión. xD Me alegro mucho de que te haya impactado el final, la verdad es que las últimas líneas son tan raras y bloquean tanto el clímax que tampoco sé si encajan, pero me apetecía romper un poco el texto (por probar), que si no, me aburro.
      ¡Un abrazote, Mirella! ^_^

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  2. La verdad es que tu texto hace temblar, es impresionante lo bien narrado que está, tanto que impacta, Jorge, un placer haber descubierto tu blog, me quedo viendo más entradas.

    Saludos.

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    1. Muchas gracias y sé bienvenida, María. Espero que las entradas que encuentres también te parezcan buenas lecturas en relación calidad/tiempo y eso, y que las disfrutes mucho. Intento conserrvar ciertos estándares de calidad, incluso aunque no sea de la buena. xD
      ¡Un abrazo! ^_^

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  3. Me quedé pegada al miedo causante de tanto destrozo emocional. Qué bien escrito, Dark... terror, ciencia ficción, un poco de todo y en absoluto alejado de la vida cotidiana.
    No sé qué ocurriría si realmente llegara un día de apagón internaútico y nos encontráramos en una situación como la que pintas conectados a desconocidos que ni siquiera entiendes, y hubiéramos perdido nuestro historial.
    A veces pienso que hemos sustituido la memoria por el historial del explorer, al menos en la virtualidad, que al final es parte importantísima de la vida, cuando no la vida en sí misma para muchos más de los que pensamos.

    "la cualidad de lo incierto es la que modela mi presente más inmediato" (sic)

    no puede estar mejor expresado, porque es justo la incertidumbre lo que provoca el miedo en el hombre.
    No he traducido ni el inglés ni el cirílico ni el japonés, pero te aseguro que no me ha hecho falta para captar la intención babélica del asunto. (ríome).

    Difundo, Darkito, vale mucho la pena.

    Un abrazo..

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    1. Muchas gracias, Morg, por comentar y compartir, la verdad es que uno de mis hermanos me ayudó con el japonés y yo me ocupé del ruso y del inglés, espero que no haya ningún error porque el ruso hace años que no la hablo (una lástima). Pues es que quería hacer un relato de terror con un rollito de ciencia ficción distópica porque me parecía curioso, hace unos meses también me planteé otro de terror medieval que tiene que ser, a la fuerza, más genérico (bueno, aunque ahora que lo pienso... igual podría currarme otro mucho más loco aunque más específico). La ciecia-ficción da muchísimo juego para hacer casi cualquier cosa aunque es un género poderosamente anclado al presente del escritor y el lector, y quizás es de los que peor envejece (aunque por mí que Asimov, Huxley, K. Dick y compañía han envejecido fenomenal). Toco temas que creo que ahora son más que evidentes y ojalá tuviera la imaginación suficiente como para considerar otros problemas, problemas del futuro (lo intento a veces, pero no sé si me resulto cansino xD), y así hacer una ciencia ficción un poco más durarera... aunque sería ganar unos milímetros de tiempo y nada más.
      Los problemas de hoy están ahí, las posibilidades que se abren ante ellos también. Y tampoco hay que irse a un futuro hipotético para afirmar que si a día de hoy se cayese internet, lo íbamos a pasar bastante mal. Por otro lado eso parece casi imposible, como un apocalipsis zombi o algo así.
      Lo que no sé es si el final es demasiado raro, porque rompe un poco el molde quizás, pero como le decía a Mirella ahí arriba, prefiero luchar contra la abúlica convención aunque sea con estas gilipolleces.
      La verdad es que las convenciones y yo no nos llevamos nada bien... no sé, es raro.
      Pero la soledad, la falta de empatía, la crueldad que ofrecce el anonimato de una pantalla, la falsa sensación de éxito o de vida vivida a través de fotos y vídeos (hay un baremo divisorio difícil de trazar en lo que a cordura se refiere)... a veces es para hacérselo mirar. Me alegro mucho de que te haya gustado.
      ¡Un abrazo, Morg! ^_^

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  4. Uff ya no recuerdo qué te había escrito. Lo que sí recuerdo es que busqué todas esas frases incomprensibles en google translate. Y sólo sé que no tenían ni puñetero sentido jaja ya entiendo por qué nunca debemos fiarnos de los traductores.
    Ah, sí. Y que me parecía extraño no leer por aquí nada de zombies teniendo en cuenta la fecha. Aunque violencia no le falta, está claro. Aún así es bastante inquietante. No tiene nada que ver, pero me ha recordado la sensación de angustia que sentí cuando vi la peli de Cube. Me dio mucha paranoia; ese vacío, ese sentimiento de abandono del mundo. La incertidumbre de encontrarse fuera de lugar, arrancado de la dimensión correcta.
    Me inspira una curiosidad que alucinas saber esto: ¿Cómo narices se te ocurrió este relato? Mira que escribes cosas raras a veces (con cariño, que me encantan tus ralladas), pero este es uno de los que se llevan la palma. Mola un montón, sobre todo el final. Me has dejado helada (bueno, y con ganas de saber qué historia hay detrás de la superficie).
    :)

    Miss Carrousel

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    1. Hola, miss, Carrousel, ¿qué tal estás? Gracias por tu comentario, tronca, y tengo que darte la razón, el google translator vale para lo que vale (más bien poco). Y bueno, los zombis me gustan mucho y tal y la verdad es que siempre mola escribir sobre el tema, pero se está saturando todo de zombis y la verdad es que lo veo un poco cansino, aunque todo se andará, ¡que sólo tengo dos relatillos de zombis y eso no puede ser! =) Pues yo creo que para crear este relato tiré de forma insconsciente y justamente de Cube (la angustia y el escenario), Ghost in the Shell (la tecnología) y F.E.A.R. (el escenario y la oscuridad), aunque en realidad no puedo estar muy seguro porque lo único que tenía muy claro al empezar a escribirlo era que quería hacer un relato que mezclara terror y ciencia-ficción. Por otro lado la voz en off en español aparece como una justificación que, al ser un relato de terror, debe estar escasa de cordura: un experimento Milgram o Zimbardo descabellado y sin control.
      Hubiese molado aprovechar Ergo Proxy, pero lo prefiero para otra clase de relato.
      Rápidamente se me ocurrió lo del sentimiento de soledad rodeado de gente en la vida virtual, y qué pasaría si la red –una suerte de neurotransmisión intensa más que nuestro rudimentario internet, capaz de comunicar no sólo texto, noticias, productos o publicidad, sino también conceptos, sentimientos o recuerdos y esperanzas– dejara de funcionar aunque fuera dentro de un grupo limitado. Y después se me ocurrió lo de la empresa que se habría colado en la cultura de esa sociedad hasta tal punto que la gente ya ni sabía lo que quería decir su nombre, y el nombre ominoso en un pseudo-latín.
      Al igual que con La puerta, la llave; lo primero que vino a mi cabeza fue el primer párrafo y luego, poco a poco, fueron apareciendo el resto de elementos como si un dibujo se fuera llenando él solito.
      En ese momento, antes y también al empezar a escribirlo, sentía cierto bloqueo, llevaba tiempo sin escribir y llevaba meses con la idea en la cabeza “terror y ciencia-ficción” como concepto, buceando por ahí (estas cosas me las suelo apuntar en el móvil, con algún pedazo de diálogo tal vez o descripción, a veces incluso sólo hay palabras sueltas). Yo no fuerzo la maquinaria, si no sale nada, lo dejo estar hasta que el relato, sea lo que sea, aparezca o asome un poquitín (alguno se queda sin escribir porque, al final, las ideas puestas en juego no acaban despertando nada en mí). Pero eso, estuve un par de meses sin escribir nada y, al acabar con Æternodux me parecía tan raro (la gente que no se entiende y el final que parece romper el mismo relato) que pensé que iba a ser demasiado friki, que no le iba a gustar a nadie. Claro que luego recordé que precisamente es eso lo que ofrezco en este blog: cosas más o menos raras, ralladas y mierdas así.
      La historia que hay detrás de la superficie quizás sea una metáfora de algún aspecto vital: hay una de mis destructoras (como las dice Morgana, aunque sólo sean múltiples rostros) sobre el papel y un hombre que muere en una situación brutal, es fácil (fácil si se tienen materiales para comparar con la vida real del autor) interpretarlo como una relación chica-chico en un entorno de violencia y un amigo que, en medio de toda la confusión, ya no está. No obstante cuando lo escribí yo no estaba pensando en nada en concreto (aunque como sabes, por entonces no necesitaba pensar nada en particular para tener recuerdos recurrentes). Es decir, que podríamos explicar así la historia y tendría mucho sentido, pero… yo creo que sólo quería sacar a pasear mi vena más geek: gore y trastos ultra-tecnológicos sin interpretaciones (porque, como te digo, dudo que tenga alguna interpretación más allá de la crítica social, la tecnología y esas cosas). Sangre y cables, que además es lo que le gusta al tío al que se lo dedico.
      Pero, vamos, que ya sabes que yo soy muy optimista, avances científicos incluidos. =)
      ¡Un abrazote, miss Carrouse! ^_^

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