¡Entren en su blog de literatura cutre!
Sí, caballeras y caballeros, conservo escrupulosamente unos estándares de baja calidad a los que me debo.

lunes, 15 de junio de 2015

El día del orgullo hetero


 A Octavio y a Teresa.

El día del orgullo hetero:

–¿Tú crees que no importa?
–Pues sí… la verdad es que algunos de mis mejores amigos son heteros (sin contarte a ti) y no creo que pase nada: tienen trabajos, parejas según casos y vidas normales. Bueno… siempre hay algún gilipollas que dice algo, pero gente idiota hay en todos lados. Al fin y al cabo… tenemos que reproducirnos, ¿no? Quiero decir que… ¡qué duda cabe! ¡Alguien deja esos bebés en las puertas de los hospitales! Los heteros también son seres vivos, hombre.
–Supongo que la gente tendrá que aceptarlo en algún momento.
–Pero a eso voy, tío. No deberías sentirte culpable o adoptar un rol determinado por ser hetero, es sólo una orientación sexual, no un puto rasgo de la personalidad, ¿verdad?
–Yo… tienes razón.
–Si hasta he ido a bares de heteros y, no te voy a mentir, al principio me parecía raro, no me sentía cómodo… ¡qué coño, hasta tenía miedo! Pero luego te das cuenta de que no es para tanto. Alguna tía me tiró los trastos y todo y… bueno, acabas pensando que es un halago y nada más, ¿por qué iba a ser un drama? Ánimo, hombre.
–Yo qué sé… es que he tenido una vida… ¿cómo te lo diría? No ha sido fácil. Me acuerdo que en el colegio, cuando era niño, se me notaba. Es decir… yo intentaba ocultarlo, pero supongo que mis autoengaños tampoco engañaban a nadie y… ya sabes que los niños son muy crueles. Pero ese rollo victimista tampoco me va en realidad.
–Dices eso de “tampoco me va” y no te lo crees ni tú. En serio, no es para tanto. Y afortunadamente estamos en un país medio decente y aquí a los heteros no se les dan palizas ni se les mata o se les condena a prisión por serlo. Y seguro que las siguientes generaciones se lo tomarán de otra forma. Suele pasar así. Yo no entiendo qué problema hay. Y sé que, en fin… que yo he tenido que convivir con una corriente contraria a la sexualidad libre, y que no entiendo las cosas tal y como las entenderán mis hijos, por ejemplo. Seguro que ellos no comprenden la diferencia, que eso es muy distinto de pensar que la posible diferencia es una estupidez. Desde luego tampoco estoy en el punto ese de las señoras que dicen “es hetero, pero a mí no me importa, soy moderna, hija”. Obviamente hacen una división más fuerte de la que puedo hacer yo. Y siento no poder… no ser capaz de hacerme cargo del asunto con la imparcialidad que se merece: me he criado en un ambiente algo conservador.
–Uno no deja de pensar que todo el asunto es como lo de los adelantos tecnológicos.
–¿A qué te refieres?
–Ya sabes… el mundo es perfectamente normal hasta que cumples los treinta años y después cada progreso que trastoque nuestra forma de entender las cosas, sencillamente, va a ser como un apocalipsis zombi… En fin, tanta estupidez es cansada.
–Sí. Mira, opino que lo mejor que puedes hacer es hablar con ella, que ella sí que es incapaz de atender estos asuntos como tú y como yo.
–¿Emmm…? ¿Decís algo?
–Digo que hable contigo.
–¿De qué?
–Me preocupa lo de mi heterosexualidad y ese asunto del día del orgullo hetero.
–¿Me siento orgullosa de tener los ojos verdes?
–¿Es una pregunta trampa?
–No, no están mal mis ojos verdes, me gustan. Supongo que… me gustarían igual si fuesen de otro color. No me siento particularmente orgullosa de algo que ni siquiera he elegido. No me siento orgullosa de cosas así ni le concedería al color de mis ojos o de mi piel una importancia tan arbitraria que dan ganas de replantearse unas cuantas cosas, caballeros.
–¿Caballeros?
–Caballeros, sí. Pero no me incordiéis con locuras, que me apetece dormir la siesta. Además, no es obligatorio para los gayers enrollarse con alguien del sexo opuesto, ¿no? Pues qué más les da.
–Yo soy gay y respeto a los heteros.
–Y ahora se supone que tengo que decir que soy lesbiana y darte algún consejo ridículo, pero lo que sí es ridículo del todo es definirme por algo tan irrelevante como mi… esto… mi “lesbianidad” o lo que sea eso, y no me importa a quién escoges bajo tus sábanas, ni que tú o quien sea respete a nadie, del mismo modo que, ¡quiero que me dejéis en paz!
–Lo dicho: ¿te ha quedado claro?
–¿Sí?
–Escuchadme los dos un momento: las autolimitaciones… ¿os las podéis llevar a un sitio que no sea mi puto sofá?
–¿Así tienes espacio para dormir?
–Sí… deja de preocuparte, en serio.
–Gracias.
–Cuando dejes de preocuparte, date las gracias a ti mismo. Y… ¡déjame en paz! No he venido a este mundo a ayudarte con tu aceptación. Sólo a darte la cena, aunque si sigues molestando, te quedas sin postre.
–¿Sí? ¿Qué hay de postre?
–A mí me dijo antes que había hecho un pastel de no sé qué… palabras textuales.
–Tú a callar, zorra, o te quedas sin postre también. ¡Os lo tengo dicho, en esta casa lo único que está prohibido es hacer spoilers sobre repostería!

11 comentarios:

  1. A fin de cuentas es eso, simplemente, la orientación sexual.

    Un abrazo Jorge! ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda, es sólo orientación sexual. No es complicado, no se elige y, oye, nadie sale perjudicado, que la gente es muy borrica a veces juzgando a los demás al enarbolar la "moral" por ahí (una moral como muy estrecha, por cierto). Si ves a dos tíos o ds tías dándose el lote y te da palo pensar "joder, qué suerte tienen", "mira qué felices y riquiños/as están" o algo así, porque eres heterosexual, tienes un problemita con este asunto, ¿no? Es como la gente que se manifestaba contra los derechos de los homosexuales, que daban ganas de ir a preguntarles: "oigan, pero ustedes saben que no va a ser obligatorio casarse con personas del mismo sexo, ¿no?". Que ya llevamos mucho andado, hombre.
      ¡Un abrazote, Sofya! ^_^

      Eliminar
  2. Dios, me encanta jajajajjaja
    He tenido que leer el primer párrafo dos veces para darme cuenta de que sí, había leído bien. Me encanta ese desenfado con el que abordas el tema, y sobre todo, el cambio de tuerca que le das. Creo que poca gente sabe colocarse en el lugar del otro y comprender algo que, es obvio, no necesita comprenderse. Porque es así y punto, ya está. ¿Qué limitaciones ni qué mierdas? ¡Venga ya! Los límites somos nosotros mismos huyendo de lo que queremos. Excusas.
    Y aunque sé que siempre hay mil cosas de las que hablar en tus relatos, éste es simplemente arrollador. A medida que lo iba leyendo, me partía. Es de los más simpáticos que he leído (o el que más). Hay que quitarle hierro al asunto, ¿no?
    Me sigo partiendo.
    ¿Cómo se te ocurrió este punto de vista? ¡Dímelo! O no podré dormir en paz esta noche.
    Un besito, Roussel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que como no es nada demasiado allá... sólo somos personas, nuestros problemas tampoco son para tanto. Pues mira, Teresa dijo la frase de sus ojos hablando sobre el tema y Octavio, mi hermano y yo íbamos un día hablando por Dublín y diciendo gilipolleces de ésas por la calle, riéndonos un montón. Y pensé: "joder, si es que es precisamente esto". Que salga un deportista de élite en una rueda de prensa para decir que es heterosexual, por diox. ¿Exactamente por qué es importante? Sé que hay gente que le parece un tema complejo (y tenemos que reconocer que en España, curiosamente, la homosexualidad se lleva cada día mejor), pero nadie vendrá a mi casa a echarme la bronca porque me hago un bocata de Nutella, porque a nadie le importa, del mismo modo que resulta sumamente extraño que a alguien le pueda importar algo como la orientación sexual de alguien.
      Y sí, las autolimitaciones son formas de encerrarnos que, al margen de ulteriores consideraciones, no nos harán mejores personas ni más felices.
      Además me apetecía hacer otro relato dialogado, como aquel de zombis (aunque éste ha sido más fácil de escribir, claro).
      Es divertido darle una bofetada en la cara a los prejuicios de la gente, ¿no?
      ¡Un abrazote, miss Carrousel! ^_^
      Oye, luego te escribo un mail cortito, a ver qué podemos hacer con la carta que te escribí y tal.

      Eliminar
    2. Lo cierto es que hace poco leí la noticia de que en Irlanda habían aprobado el matrimonio homosexual y me llamó muchísimo la atención (con lo religiosos que son). Pero por fin, la sociedad está cambiando. Tú me dirás, que lo vives de cerca.
      Los relatos dialogados dan mucho juego; son tremendamente dinámicos y se leen genial.
      No es nada importante, en realidad. La importancia se la dan quienes están chiflados y creen que es algo diferente.
      Un besito :)

      Eliminar
  3. Has tratado el tema de una forma maravillosa, sería ideal que todos pudiéramos entender las cosas de esta manera, pero creo que hay un gran choque entre las "mentalidades siglo XX" y las "mentalidades siglo XXI", por no hablar de algunas del XIX.
    Como siempre destaco, los diálogos son estupendos, metes al lector en la situación.
    Un fuerte abrazo, Jorge.
    HD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A pesar de mi tendencia a hacer de lo sencillo complicado, a veces consigo dejar lo sencillo como está. Creo que limitar algo sólo puede reducirlo, reducirlo a un concepto. Un concepto es comprensible, es útil y está atrapado en una idea de piedra que no se moverá para alivio de los timoratos. La realidad sin embargo es algo vital que jamás podrá ser apresado por los sonidos de la palabra pronunciada. Las cosas cambian, las mentalidades también. Créeme cuando te digo que yo seguro que tengo problemas también con las mentalidades del siglo XXI: otros conceptos ya ampliados y otros conceptos a ampliar, nada más. Estoy convencido de que el ser humano se hará más fuerte cuantos menos conflictos halle con el mundo y consigo mismo. Siempre habrá algo que descubrir, algo que superar, claro, pero me refiero a lo que esta tan presente en este relato: la apertura sin más. Si uno no tiene lugar, no encuentra dificultades en ponerse en el lugar del otro.
      ¡Un abrazote, Humberto! ^_^

      Eliminar
  4. No hace mucho te dije que, al final, los hetero terminaríamos por ser una rareza en la multidiversidad, jaja... ays. Y bueno, le has dado una vuelta de tuerca al asunto que no está tan lejos de la realidad como pueda parecer, y es que lo normal va a ser que vayamos pidiendo disculpas por ser genéticamente fecundos, entre otras cosas porque parir no está de moda.

    Me ha gustado mucho en fondo y forma, Darkito.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Morg, de tanto escribir fantasía y sci-fi a veces me olvido de lo loca que está la realidad. A veces también conviene relajarse un poco y tomarse las cosas con humor porque la vida es demasiado seria como para tomárnosla en serio y como dicen les luthiers no saldremos vivos de ella (eso si internet no está atribuyendo autorías al tuntún como tanto le sucede a Einstein, que parece que todo lo que alguna vez se dijo en el mundo es cosa suya pese anacronías). Así que disfrutemos de la condición humana tal cual es, que ya bastante difícil está la situación geopolítico-etico-ecológico-socio-económica. Me alegra mucho que te gustara, Morg.
      Cuando pueda paso por tu blog, que tengo al menos un poema pendiente.
      ¡Un abrazote! ^_^

      Eliminar
  5. Y muchas veces es más divertido irte al bar gay que al bar hetero, y suele haber siempre mejor rollo y ambiente. Yo fui una vez a uno de esos que hacían cabaret y todo, y tengo buenos recuerdos de aquella noche. Y te pueden decir cosas tan bonitas como "es un pecado tener ese culo y ser heterosexual, debería estar prohibido", es un poco albañil, pero bueno, yo creo que es bonito y hace ilusión, creo, porque no fui yo al que le dijeron eso, pero el chico se quedo contento de saber que su culo despertaba pasiones.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay nada mejor que la diversidad, desgraciadamente ejercemos en el campo del sexo una opresión mental que resulta ridícula. Que yo sepa no hacemos estas distinciones con la comida, nunca se ha castigado a nadie por comer cerdo, por ejemplo… ¿Verdad? ¡¿Verdad?! xD Realmente no entiendo lo que pasa: mientras la gente no se haga daño, ¿porque vamos a tildar nada de inmoral? Ah… las certezas, las cadenas de todo buen hombre temeroso del hombre y de sí mismo. En fin, sintámonos culpables por alguna chorrada, seguro que es muy sano…
      Siento haber tardado tanto en contestar, estaba un poco liadillo acabando las últimas asignaturas del máster, pero ya estoy libre. Me tomo un par de días de descanso y vuelvo al redir, que además tengo cosas que comentar y comentarte, no me olvido.
      ¡Un abrazote! ^_^

      Eliminar