Cambio punk:
Eras muy
pequeño y querías unas botas en un supermercado, tu mente fue mi boca, mi boca
fue tu deseo, las botas, de chica.
Había tantos
problemas a tu alrededor que pusiste tu dedo índice de niño sobre mis labios,
ahora no, un problema más no, por favor, dijiste. Yo me aparté.
Cuando te
acostabas pensabas que algún día amanecerías siendo una niña, pero ese Dios en
el que nunca llegaste a creer se había equivocado de cuerpo. Podías encerrarte,
no salir, para no tener que fingir ni sufrir.
La infancia
sólo dura un tiempo y tampoco fuiste feliz.
Adolescente
que fuma y besa y descubre como si nunca ignorara, retando al mismo desafío, tú
hablabas de mí en algunas ocasiones. Pero eras un adolescente y lo sabías todo
de la vida. Y yo era imposible.
“Deja de
hablar como una chica, no actúes así”, te dijo. Sólo me permitiste salir una
vez. Ella quería tu sexo. Y tú la querías a ella.
Durante tus
veinte pensaste que podías arrebatarme la voz. Te musculaste, era como tatuarse
para ocultar la piel. Te pasabas el día follando –sólo tu género estaba fuera
de lugar–, luchando por olvidarme, cayendo en errores y en una idea deformada
de lo que era masculino. Los hombres hubieran querido tener tu cuerpo desnudo,
hubieran querido tener esa fortuna anatómica entre las piernas y sentirse más
hombres. Tú sólo te sentías solo y no sabías darles término a tus adjetivos.
Aunque de
ese modo no tenías que enfrentarte a toda esa gente que, queriéndote, no te
hubiese comprendido con facilidad. Porque querer ser una mujer es una completa
locura y ésa no era tu situación: tú eras una mujer.
Hubo un
tiempo en que a la gente como tú se la veía a través de la espiral del
trastorno.
Sin embargo
tu cuerpo es la habitación acolchada, tus ideas, la camisa de fuerza.
Y tú y yo encontramos
el tiempo crepitando, llenándose de olvido cuando la negación se sabe sin lugar
llorando la memoria y acumulando suspiros pasados y futuros. La esperanza juega
a esconderse en los ojos que miran, han transcurrido los años y cada vez cuesta
más retenerme en tu interior porque ya no puedes pensarme muda. Los hijos no
nacerán de tu luz y tus caderas serán un cuento de buenas noches. Pero ahora
tengo tu palabra en mi poder, estoy fuera para combatir a tu lado y te hago la
única pregunta que cabe hacerse en esta vida: ¿tus días te han hecho mejor
persona, más feliz?
He venido
hasta aquí para ganar esta batalla, nunca más voy a ocultarme y tú vas a
transformar el destino en tu estandarte.
Así que,
hagas lo que hagas, SÉ TÚ MISMA.
Te vas a
dejar los huevos intentándolo, créeme.
Cambio punk by Jorge Roussel Perla is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
Based on a work at http://parafernaliablablabla.blogspot.ie/.
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